Una visita a Yasuní en la selva Ecuatoriana
Una historia sobre la fuerza de las mujeres Waorani, cacao fino de aroma, caminos de cazadores, fibra de palma y petróleo.
Realizamos una visita a uno de nuestros proyectos en la Amazonía Ecuatoriana, en el borde del parque nacional Yasuní. Promete ser un viaje interesante; un primer encuentro con la famosa población Waorani, entrar en un área donde se realiza extracción de petróleo, ver los resultados de un proyecto ambicioso, salir con cazadores, recoger las fibras con las mujeres y probar el sabor del oro negro: cacao crudo "fino de aroma". Lea más aquí acerca de las aventuras de nuestra colega Debbie.
Desde septiembre del 2012 la organización IUCN-TRAFFIC organiza en esta región un proyecto con fondos del Fondo Flamenco para el Bosque Tropical. Como siempre BOS+ trópico toma la responsabilidad para el seguimiento del proyecto, que incluye una visita local. El proyecto trabaja con el pueblo Huaorani y se divide en dos regiones de intervención, con un contexto totalmente diferente. La región oriental es de difícil acceso y por lo tanto todavía muy virgen. Mientras que en la región occidental, que se encuentra fuera del Parque Nacional, la intervención humana es mucho más fuerte, y varios años de extracción de petróleo se llevan a cabo.
El objetivo del proyecto es la generación de actividades productivas alternativas que generen para la gente del lugar ingresos, pero al mismo tiempo mantengan los ecosistemas y respeten la cultura. El proyecto se ejecuta en colaboración con la Asociación de Mujeres Waorani (AMWAE). Trabajando en concreto(1) En el fortalecimiento de la gestión de su territorio y de los recursos naturales de una manera participativa, en particular mediante el establecimiento de acuerdos sociales, (2) la plantación de los sistemas agroforestales de cacao, la obtención de certificación orgánica para este y la organización de la venta para proporcionar un mejor ingreso, (3) la gestión sostenible de la palma chambira para la extracción de fibras en la fabricación de artesanías.
La población Waorani es una de los más de 10 grupos indígenas en Ecuador. Tradicionalmente son cazadores-recolectores que se ven obligados cada vez más a un estilo de vida sedentario. Una gran parte de ellos – a pesar de todo - conserva muchas costumbres tradicionales y viven en casas hechas de hojas de palma, caminan desnudos, cazan y pescan, principalmente para sobrevivir. Actualmente sólo hay unos dos mil Waorani, que viven en un territorio de 800.000 hectáreas en el este de Ecuador. Esta parte de la Amazonia, que se superpone con el Parque Nacional Yasuní y que está dentro de la Reserva de la Biosfera Yasuní UNESCO, es una de las regiones de mayor biodiversidad del planeta. Hay más de 4.000 especies de plantas, 173 especies de mamíferos y 610 especies de aves. En un hectárea pueden crecer más tipos de árboles que en todo el continente de América del Norte (aproximadamente 680).
El territorio próximo a los Waorani también llamado tribus "voluntariamente no contactadas" son originarias las tribus Tagaeri y Taromnani que realmente mantienen su estilo de vida tradicional y que viven en guerra permanente con los Waorani. Hace algunos meses, se ha producido un ataque real en el pueblo Taromenane donde 20 indígenas de la tribu fueron masacrados en venganza por un asesinato anterior de indígenas Waorani. Esto sucedió en el área este del proyecto, donde diferentes actividades se realizan allí en este momento. Este incidente origina importantes preguntas éticas (derechos humanos versus el respeto a la cultura indígena) donde el gobierno ecuatoriano no siempre sabe qué hacer y es a menudo en esta última instancia donde la falta de derechos prevalece. El próximo mes, el equipo del proyecto va nuevamente a la región - ahora la calma a regresado - para continuar el proyecto y supervisar las actividades iniciadas (incluida la acuicultura con especies nativas).
Visité las comunidades de Gareno, Konipade, Meñenpare, Dayuno y Tepapare en la zona occidental del proyecto. Con el equipo, que está constituido por el coordinador del proyecto Ana, Manuel (especialista en cacao), la geógrafa Sylvia y los promotores locales de AMWAE Paty y Umari, salimos de mi casa ecuatoriana Tena con dos taxis y muchas cajas a Konipade . Mensualmente, el equipo del proyecto, visita durante una semana varias comunidades, una tarea intensiva. Durante el viaje queda claro la movilidad de la industria petrolera en esta región: pasamos un puesto de control de Petroamazonas, su logo esta presente en las escuelas locales. Se pueden ver muchos hombres con botas de goma amarillas, típicos de los petroleros. Los carreteras están bastantes bien y se pueden ver oleoductos. Desde Konipade subimos todo nuestro equipaje en una canoa para un viaje de 4 horas a Tepapare. Vemos en la costa bosque secundario, playas con tortugas y plantaciones de plátanos. Para las poblaciones locales hay también "chakras" con yuca y plátanos. Aquí y allá se pueden ver hermosas partes de bosque primario.
En Tepapare somos recibidos por una gran cantidad de niños y algunas mujeres. Al parecer hay una gran fiesta en una comunidad un poco más lejana y casi todos están allá, también para buscar una pareja. entonces vamos a trabajar con las mujeres y los niños, en la plantación de cacao donde Manuel da las instrucciones para el mantenimiento y manejo de la plantación, todos trabajamos con tijeras y sierras podando los arboles. Los promotores locales educan con conocimientos en las técnicas y los jóvenes parecen muy entusiasmados.
Los árboles de cacao son plantados en sistemas agroforestales con diferentes tipos de árboles frutales. Estamos muy entusiasmados cuando vemos lo que los propios pobladores han creado. Existe un gran desafío por hacer: porque los frutos de cacao son tan deliciosos, los niños comen por todas partes y dejan las semillas esparcidas. Alrededor de las semillas – de la cual se hace el chocolate – hay una deliciosa pulpa agridulce. La abuela da el buen ejemplo, ella fabrica bolsas de algunas hojas y las da a los niños. Así ellos/ellas pueden seguir comiendo de los dulces tropicales y guardan las semillas al mismo tiempo. Después se fermentan y se secan las semillas. De hecho, las mujeres aquí se muestran valientes. Cuando Manuel les pregunta un beso como agradecimiento, ellas muestran sus machetes.
Al día siguiente salimos con el único hombre que vive actualmente en el pueblo, Mateo. Con machete y pistola camina adelante y Sylvia anota las coordenadas en el GPS. El objetivo es hacer un mapeo de las áreas donde se caza y de instalar algunas regiones de no caza. Allí podrían crecer nuevas poblaciones. Desde el inicio del proyecto se hicieron acuerdos sobre este tema. Igualmente se hizo un trato sobre algunas especies que ya no se van a cazar, como por ejemplo: el tapir. También se va a parar de vender la carne del tapir. En este momento, la idea es consolidar estos acuerdos que podrían ser más buenos ahora que las ventajas del proyecto – por ejemplo los ingresos de la producción de cacao, son cada vez mas visibles.
Pero sigue siendo un tema delicado y un desafío para explicarlo a las poblaciones. El objetivo es detener el comercio ilegal de "carne del monte", carne de animales silvestres , y no obligar la población a dejar la caza. Porque la caza les da sus propios alimentos los cuales son sanos, congruente con su manera de vivir y en las condiciones adecuadas también sostenibles.
El tercer día viajamos a Dayuno donde hay una plantación mucho más grande de cacao y donde hay cacao seco esperando para ser vendido. Manuel es muy entusiasmado sobre la calidad de este cacao y hay un ambiente alegre durante la pesa y venta. Crecen tres variedades de cacao: aparte de 'súper árbol' y CCN51 – en el país los mas plantados - hay también el cacao nacional 'Fino de aroma'. Es la variedad autóctona con frutas amarillas, que casi no sufre de enfermedades y produce el mejor sabor. Por lo tanto, los productores reciben un mejor precio en el mercado y hay una demanda creciente.
En el territorio completo de los Waorani/ Huaorani, quieren conservar únicamente esta especie. Otras comunidades quieren reemplazar gradualmente las plantas de cacao para poder llegar a un producto nativo. Después de enviar las primeras muestras de la región, una empresa de Alemania estaba bastante impresionada. Por mientras se hizo un convenio para producir chocolate de Waorani. Por cada barra de chocolate que se vende, se plantara un árbol. La población recibe por una libra (mas o menos medio kilo) de cacao seco y bien fermentado, $ 1,1, mucho mas que 0.5-0.7$ que se recibe en el mercado. Pronto tambien visitaran una organizacion de control externo para asignar la etiqueta 'biologico'.
Lamentablemente la necesidad de dinero es a menudo tan grande, que las familias venden su cacao a los comerciantes pasantes sin esperar la oportunidad de poder venderlo a mejor precio. A medida que el proyecto avanza y las ventajas se harán sentir mejor, las familias van a tener mas ingresos y van a poder esperar de vender sus productos cualitativas a un buen precio y justo.
Después de una visita corta en Dayuno donde viven solamente dos familias, viajamos a Konipade. Despues de un baño maravilloso y necesario en el rio, preparamos la reunión con las comunidades de Konipade y Teãmpade que se organizaran en la noche. Discutimos los mapas de las plantaciones de cacao, el uso sostenible de las palmas de Chambira y las precondiciones para poder obtener un cacao de buena calidad. Luego sigue un debate intenso sobre el uso en conjunto del lugar donde se seca el cacao. Aparentemente hay robos allí. Parece ser necesario organizar dos lugares diferentes. No todos invierten lo mismo en el proyecto y eso produce frustraciones. Sin embargo, se sigue pensando sobre una solución.
El cuarto día, a las 6 y media en la mañana, se toca la puerta. Algunas mujeres todavía necesitan recibir el dinero de su cacao y otras todavía necesitan vender. La calidad es muy variable, sobre todo porque los 4 días de fermentación – necesario por el Fino de Aroma cacao – no parece tan evidente. Juntos con los problemas de los lugares donde se seca el cacao, también se necesita una venta rápida a comerciantes. Por eso se decide involucrar dos personas locales para ayudar en el proceso de fermentación, la compra de cacao (polvo o pulpa), la fermentación y secado del cacao y la vigilancia de los lugares donde se deja secar el cacao.
Acompaño las mujeres de Konipade en su búsqueda de Chambira (Astrocaryum chambira) . Las hojas de esta palma se utilizan para la elaboración de artesanías como pulseras, bolsos, cinturones, colgantes, a menudo junto con las semillas. Frecuentemente se cortan arboles adultos de 50 años solamente para obtener sus fibras. Habitualmente se cosechan demasiadas hojas de la misma planta , con la consecuencia que la planta muere. Se colocan pegatinas (stickers) cada vez cuando se cosecha 4 hojas (lo cual se puede hacer 4 veces al año). Se utilizan tijeras para poder sacar hojas arriba del árbol y así no talar el árbol. Sylvia anota también la ubicación del árbol. También cosechamos corteza de un árbol que produce un colorante rojo de fibras.
Más adelante en el día acompañamos a Ana que trabaja con las mujeres de Teñampade sobre el uso sostenible de chambira. Luego se habla del vivero que tienen con árboles Chuncho. Estos árboles fueron recogidos abajo del árbol madre, donde morirían si no son trasplantados. Los arboles renovales son llevados al vivero, donde son cultivados y plantados. Es una especie de madera y en el futuro se podrían vender. En este momento se paga 0.5 dólar por árbol plantado. Se necesita decidir que se va a hacer con los ingresos de los primeros 1000 arboles plantados.
La inversión en un proyecto común no parece evidente en la cultura individualista de los Waorani. Finalmente todos los involucrados en la recolección, el cuidado y la plantación reciben $ 24, un monto importante aquí.
Al final de la reunión se trata otra vez de recolectar información sobre la caza. Todos los/las participantes necesitan llenar un cuestionario donde indican que especies cazaron. Los cazadores también llevaron cráneos. Hay cráneos de monos, pecaríes, guantas, guatusas. Es obvio que el equipo del proyecto gano mucha confianza durante los 4 años que trabajaron en la comunidad. Porque hay mas resultados que los que se podía esperar. Hay todavía bastantes desafíos pero es un placer visitar estos tipos de proyectos, para intercambiar ideas y para aprender mucho sobre la vida en la Amazona Ecuatoriana, entre petróleo y bosque.